Alquilar un barco con fuente de energía alternativa nos permitirá pasar más tiempo fondeados sin necesidad de conectar ruidosos generadores o amarrar en puerto para conectarse a la torreta de la luz.
Los paneles solares son una solución para tener siempre las baterías cargadas, que puede ser perfectamente complementada por un generador eólico, o incluso un hidrogenerador que aproveche el movimiento del barco para mover una hélice conectada a una dinamo o alternador, aunque estos últimos todavía son caros y aparatosos.
Existen 3 tipos distintos, con células monocristalinas, policristalinas, o de tecnología de capa delgada, también llamada de silicio amorfo. Los primeros fueron los que salieron al mercado inicialmente y siguen siendo los más utilizados ya que ofrecen los niveles de rendimiento más elevados y mayores potencias por unidad de superficie. Son rígidos y están protegidos por un cristal que los hace casi eternos pero frágiles frente a golpes. Los policristalinos tienen características muy parecidas a los primeros pero ofrecen una potencia inferior a cambio de tener un precio algo inferior. Los paneles de capa delgada son flexibles y pueden ser pisados o doblados sin problema, pero ofrecen la mitad de potencia que los primeros, de modo que para obtener la misma potencia necesitará el doble de superficie. A cambio son mucho menos sensibles a la perdida de rendimiento en caso de que alguna parte del panel quede a la sombra. También son una fuente de calor, hay que tenerlo en cuenta si están situados sobre superficies sensibles como toldos y capotas pues pueden deformar los tejidos.
La eficacia de los paneles disminuye significativamente cuando la temperatura de la celda aumenta, y es por esta razón que la parte inferior de los paneles está abierta y ventilada para que no se caliente excesivamente debido a la exposición solar. Cada celda de unos 10 centímetros de lado es capaz de generar 1,5 watios, y un típico panel de un metro cuadrado entrega unos 100 watios.