Korcula y su capital es una visita imprescindible si alquilas un barco en Croacia, ya no solo por ser la tierra de Marco Polo sino por ser uno de los pueblos más bellos de la costa dálmata. Los griegos llamaron a la isla Korkyra melania o “Corfu negro”. Prácticamente pegada al continente, separada de la península de Pelješac (Sabionccelo) por el estrecho del mismo nombre, de entre 900 y 3000 metros de ancho, es la sexta isla más grande del Adriático. La isla cuenta con dos importantes puertos: Korchula al norte y Vela Luka en el oeste de la isla.
En Korcula capital, las calles de mármol están formadas por edificios renacentistas y góticos, y su fascinante planificación urbana en forma de peine fue inteligentemente diseñada para la comodidad y seguridad de sus habitantes: las calles occidentales se construyeron en línea recta para abrir la ciudad al refrescante noroeste fresco del verano, mientras que las calles orientales se trazaron curvas para minimizar el paso del frió del Bora invernal del noreste. La ciudad abraza un puerto genial, por el que sobresalen las torres redondas y las casas de tejas rojas que indican la lluvia abundante. Aunque hay documentos que certifican la existencia de una ciudad amurallada en el S. XIII, la Korcula actual data del S. XV. Su construcción coincidió con el apogeo del tallado en piedra, que ha dado ese estilo característico a los edificios y calles de toda la isla. En el S. XVI, los talladores añadieron motivos decorativos como columnas ornamentadas y escudos de armas a las fachadas de los edificios, dotando así de un aspecto renacentista a las estructuras góticas originales. En los siglos posteriores como la amenaza de invasión disminuyó, la gente empezó a construir casas fuera de las murallas, al sur de la ciudad antigua. Las estrechas calles y las casas de piedra del “nuevo” barrio atrajeron a mercaderes y artesanos; incluso hoy en día, en esta zona se concentra gran parte de la actividad comercial.