La historia de Corfú (Kerkira) es un catálogo de invasiones sangrientas y alternantes dominios de potencias extranjeras. Hoy Corfú recoge su herencia; olivares venecianos, mezquitas transformadas en iglesias, tradiciones típicamente británicas, fachadas parisinas… pero su hospitalidad permanece inalterable. Su legendaria cordialidad se remonta a la época clásica; Ulises, naufrago y exhausto, fue arrojado a una playa de la isla, donde la bella Nausicaa le rescató y le dispensó una calurosa acogida.
La bella ciudad de Corfú es un punto de partida excelente para empezar un crucero. Pero la visita a la ciudad es inexcusable. Lleva tiempo encontrar el camino por las diferentes partes de la capital y captar su mezcla de culturas. Deambular por el frente marítimo mientras se observa el continente y Albania al fondo es una buena manera de meditar y recapacitar sobre la historia de esta isla. Y si la visitas en otoño, no dudes de tomarte un respiro bajo sus olivos y sentarte sobre la tierra rosada por los ciclámenes.
Saliendo de la marina de Gouvia, en Corfú, tenemos al alcance de la mano muchos sitios para fondear; algunos emblemáticos como la desembocadura del Hades (el infierno de la época clásica) y por supuesto las islas: Paxos y Antipaxos, las más cercanas, tienen una personalidad propia. Con una travesía de apenas 30 millas podemos llegar a Lefkada y entrar en el mar interior que delimitan ella misma y Meganisi. Las posibilidades del viaje se multiplican a partir de ahora y será imposible visitarlo todo en unas vacaciones.
