Lefkada es una isla con truco: su carácter insular lo rompe el puente que la une al continente y la hace alcanzable por carretera. Esta facilidad de acceso y su enorme encanto la ha transformado en uno de los destinos turísticos griegos de moda.
Su capital es un ejemplo de ciudad amable para todo el que la habita y a pesar de los múltiples turistas en verano, sus callejuelas, son un oasis refrescante para olvidarse del bochorno estival. Es peculiar su arquitectura popular; casas de piedra en la planta baja y de chapa corrugada pintada con colores luminosos , en el primer piso; las hacen elásticas para los terremotos.
Los días laborables Lefkada capital es puro bullicio y trasiego de gentes de la isla que bajan a hacer sus compras a la calle del mercado. Después, un buen café en una de sus muchas terrazas para poder saludar y charlar con los amigos. Hacer tiempo para la hora del mediodía y de la siesta. La ciudad se sume entonces en un letargo sepulcral que solo las moscas se atreven a romper.
Por la tarde la ciudad se despierta y se reanuda la intensa actividad de bares y tabernas. Observar al sol esconderse entre sus marismas es una atracción que nadie debería perderse.
La base de Lefkada es excelente para iniciar un crucero, permite explorar muchas islas, con travesías de apenas 10 millas, en una semana: Meganisi, Kalamos, Kastos, Itaka, Cefalonia y un sinfín de pequeñas islas deshabitadas.
Además en Lefkada encontraremos todo los servicios que requiere nuestras vacaciones: profesionales de la náutica, marinas, supermercados, restaurantes, cibercafés, lavandería….
