Hace algunos años Grecia fue portada destacada de los informativos y periódicos de todo el mundo por los terribles incendios que asolaron el Peloponeso. Hubo victimas y cientos de hectáreas calcinadas por las llamas. Mientras aquello sucedía, allá por el verano del 2007, veía como algunos cruceristas, seguían haciendo hogueras, en playas y calas, con toda la tranquilidad del mundo. Y las hacían no en espacios abiertos, alejados de árboles y materiales combustibles, sino en los fondeaderos de islas como Meganisi, rodeados de olivos, y vegetación baja.
Alguna vez he visto desde el barco como algunos de estos improvisados «boy scouts» tenían que sofocar apuradamente pequeños fuegos que ellos acababan de originar.
Y además está lo de los restos que permanecen como decorado de fondo: pequeños o no tan pequeños hogares de piedra que quedan llenos de cenizas en espera de nuevos usuarios.
Así que por favor: No a las hogueras en las calas Las barbacoas en las tabernas o a bordo de nuestros barcos y los «robinsones» a simular sus naufragios por parajes menos problemáticos.